
NOMBRE DEL MURAL:
SAN JULIAN 01/05/82
El mural busca representar la actividad militar en Puerto San Julián durante la Guerra de Malvinas, junto con las vivencias cotidianas de los habitantes de la localidad.
La obra recuerda un momento clave del conflicto:
el 1 de mayo de 1982, fecha del "Bautismo de Fuego", la primera acción de combate de la Fuerza Aérea Argentina en el Atlántico Sur.

Los tres aviones representados en el mural son Mirage V Dagger, aeronaves de combate que tuvieron un papel crucial en el "Bautismo de Fuego".
Ese dÃa, una escuadrilla de tres Dagger, denominada "TORNO", despegó en una misión de ataque contra la flota británica.

Pilotados por el Capitán Norberto Dimeglio, el Primer Teniente César Román, y el Teniente Gustavo Aguirre Fajet, estos aviones fueron los primeros en localizar y averiar buques enemigos que estaban bombardeando Puerto Argentino..
Su valiente acción marcó el inicio de la participación de la Fuerza Aérea Argentina en los combates aéreos de la Guerra de las Malvinas.

El fondo del mural sitúa la escena en el aeropuerto de Puerto San Julián, reconocible por su infraestructura. La representación del entorno nevado plasma la crudeza de un invierno particularmente frÃo en 1982.
La presencia de vehÃculos militares, soldados y una trinchera en este plano refuerza la idea de la intensa actividad militar que se desarrollaba en la zona debido a su importancia estratégica como base aérea.

La imagen de un hombre señalando y contando los aviones en el cielo captura la tensa atmósfera vivida por los habitantes de San Julián.
Esta escena cotidiana, repetida con cada despegue y regreso, reflejaba la esperanza de los ciudadanos por el retorno seguro de cada piloto.

El soldado compartiendo una comida en un hogar refleja la calidez, el cariño y el apoyo de los vecinos de San Julián hacia los soldados.
Era común que las familias abrieran sus puertas para ofrecer alimento y un respiro a los combatientes, lo que generaba un lazo entrañable entre la comunidad y las tropas durante la contienda. Lazo que aun se mantiene intacto.
La mujer tejiendo abrigos con dedicación personifica el espíritu solidario de las mujeres de San Julián, que tejían prendas para los soldados ofreciéndoles con amor y afecto protección ante el duro invierno.

Los niños agachados bajo sus pupitres en la escuela evoca los simulacros de ataque aéreos, una rutina que marcó la tensa vida diaria en San Julián.
Para los padres, pensar en sus hijos solos en la escuela durante estos ejercicios, generaba un sentimiento de impotencia y preocupación al no poder estar junto a ellos.

En las noches de San Julián, las ventanas se mantenÃan cerradas o tapadas con improvisadas cortinas de frazadas, cartones o papeles.
Este meticuloso oscurecimiento buscaba desaparecer cualquier destello de luz que pudiera delatar la presencia del pueblo desde el cielo, ante la latente amenaza de ataques aéreos.
Ciudadanos voluntarios de defensa civil recorrÃan las calles, asegurándose de que cada hogar permaneciera en penumbra, protegiendo asà a la comunidad en la oscuridad.

Cuando en la ciudad sonaba la sirena de alarma, se improvisaban refugios con los colchones de las casas.
La imagen refleja la inocencia de los niños ante la amenaza, mientras sus padres, con fortaleza, buscaban protegerlos no solo del peligro fÃsico, sino también del miedo, transformando la tensión en un momento de juego.

El televisor con publicidad oficial simboliza la manipulación de la información por parte de la dictadura durante la Guerra de Malvinas.
La propaganda difundida a través de los medios controlados por el régimen ofrecía una visión triunfalista del conflicto, ocultando la verdadera situación y limitando el acceso de la población a información objetiva.

Durante la Guerra de Malvinas, fue común que las escuelas alentaran a los niños y niñas a escribir cartas dirigidas a los combatientes. Aunque no conocían personalmente a los destinatarios, los chicos expresaban con ternura sus deseos de aliento, gratitud y esperanza.
Estas cartas, cargadas de inocencia y afecto, eran una forma simbólica de acompañar a los soldados desde la distancia, brindándoles consuelo en medio del conflicto.
ALGUNOS DETALLES EN EL MURAL

LOS GUANTES AZULES
El guante azul de lana hace referencia a una historia de nuestra localidad.
Magalí, una niña de 5 años, en el 82, regaló a José Luis (soldado) un par de guantes y una bufanda. En ese instante, ambos se tomaron una fotografía.
38 años después, José Luis y sus compañeros utilizando las redes sociales logro contactarse con esa niña.
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EL AVION DEL MONUMENTO
Durante el Bautismo de Fuego, el Mirage V Dagger C-421 (hoy preservado como monumento en la plazoleta de la costanera de Puerto San Julián) cumplió un rol clave.
Cinco minutos después del despegue de la escuadrilla de tres Mirage encargados de atacar buques británicos, el C-421, junto a otro avión de su tipo, despegó con la misión de brindarles cobertura aérea y protegerlos ante posibles ataques de los cazas Harrier de la Royal Navy.
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LAS FRANJAS AMARILLAS
El 28 de abril, se ordenó pintar franjas amarillas de un metro de ancho en las alas y en la parte inferior de los tanques de los aviones, con el fin de facilitar su identificación por parte de la artillerÃa antiaérea argentina.
Como el sistema no resultó efectivo, el 24 de mayo las franjas fueron cubiertas con esmalte sintético verde comprado en ferreterÃas locales. Según el libro de Avialatina, en algunos casos el color final tendió a un verde turquesa o celeste verdoso.

LOS HANGARES
Si bien el término técnico correcto es "refugios antiaéreos", comúnmente el pueblo los llama "hangares".
Estas estructuras de la Base Aérea Militar (BAM) San Julián, construidas a fines de 1978 durante la crisis con Chile, fueron esenciales durante el conflicto de Malvinas al dar refugio al Grupo 4 de Caza y sus aviones A-4C Skyhawk.
La capacidad limitada de estos refugios obligó a la escuadrilla de los Mirage V Dangger, junto con todo su equipamiento ( bombas, tanques de combustible, repuestos, etc.) a permanecer a la intemperie.
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NUNCA MAS..
En la inocente redacción de la carta, escrita con la ternura y simplicidad propias de un niño de 8 años, aparece oculta la frase “NUNCA MÁS”.
En Argentina, el término “Nunca Más” se transformó en un símbolo de memoria, verdad y justicia. Evoca el rechazo absoluto a las violaciones de derechos humanos cometidas durante la última dictadura militar, conocida como el Proceso de Reorganización Nacional (1976–1983).
La aparente ingenuidad del texto infantil contrasta con la profundidad del mensaje.

El mural cobra especial significado ya que se encuentra en el edificio de Argensud el cual fue utilizado como base militar del Grupo de ArtillerÃa N°7 a cargo del coronel Pucheta, y a su vez fue refugio de soldados.